jueves, 29 de octubre de 2009

A propósito de Suehiro Maruo



El otro día, Emilio García Montiel me contó que un lector de este blog, amigo de él, se había mostrado interesado en que yo comentara algo sobre el creador de manga japonés Maruo Suehiro 丸尾末廣. Si bien es cierto que realmente desconozco bastante sobre el mundo del comic japonés, y en particular del trabajo de Maruo, uno de los intereses de este blog es justo presentar aspectos varios en torno a la producción visual japonesa con contenido sexual. Entonces, recordé un libro(1), empolvado ya, sobre el trabajo de Maruo, que hace unos años me regalara Masaki-san aclarándome seriamente que eso no era "arte"... Sirva pues, el pretexto de Maruo para presentar aquí, si no un real comentario, al menos algunas imágenes interesantes que estimulen el debate.
El tema por excelencia en la obra de este ilustrador japonés, convertido recientemente en autor de culto por parte de los admiradores y seguidores del manga, es el lado oscuro del ser humano, los espacios de lo onírico. En ese sentido sus fuentes fundamentales, en el plano de lo visual y narrativo, son las películas de horror (sobre todo japonesas) de los años cincuenta y sesenta, y más que nada, la corriente estética japonesa de principios de siglo XX conocida como ero-guro-nansensu(2).




(La imagen de la izquierda corresponde al filme Tōkaidō Yotsuya kaidan, 1959, del director Nakagawa Nobuo)

Esta corriente surge en Japón durante las décadas de 1920 y 1930, sobre todo a partir del período Taishō 大正 (1912-1926). El término, que proviene de las palabras inglesas erotic-grotesque-nonsense (erótico-grotesco-sin sentido), pasó a ser denomiador de una fértil producción literaria que giraba alrededor de las historias de misterio y de detectives que inmediatamente acapararon la atención de los jóvenes citadinos, y que abundaban en narraciones donde el horror, lo macabro, la demencia, el misterio y el erotismo, eran los ingredientes más comunes, siendo su más significativo exponente el escritor Edogawa Ranpo 江戸川乱歩 (1894-1965)(3).

De hecho, un volumen considerable de las imágenes en las historietas de Maruo reconstruyen un tipo de visualidad ubicada en esos años, alimentada además por el decó y el gore.

NOTAS
1. El libro se llama Shin-seiki SM gahō 新世紀SM画報, y fue publicado por Asahi Sonorama en el año 2000.
2. El mejor estudio que hasta el momento ha aparecido en inglés sobre el tema del ero-guro-nansensu, es el texto de Miriam Silverberg, Erotic grotesque nonsense: The mass culture of Japanese modern times. University of California Press, Berkeley, 2009.
3. Nombre literario de Hirai Tarō 平井太郎 creado a partir de la admiración que poseía por la obra de Edgar Allan Poe, de ahí Edoga waRan po.

domingo, 25 de octubre de 2009

Historia de la mujer convertida en mono

Historia de la mujer convertida en mono se titula esta antología de siete cuentos japoneses de Jun'ichirō Tanizaki 谷崎潤一郎 traducida al español directo del japonés por Ryūkichi Terao. Esta colección de cuentos del conocido escritor moderno japonés, publicada en el año 2007 por la editorial venezolana Bid & Co., forma parte de una serie de esfuerzos del profesor de lengua y literatura hispanoamericana Ryūkichi Terao (Universidad de Ferris, Tokio), por llevar al español por vez primera cuentos de diferentes escritores japoneses modernos.
Según la cuarta de forros del libro, "...Tanizaki fue también un extraordinario cuentista. Desde su famoso Shisei [El Tatuador], de 1910, hasta algunas producciones de la década del 50, Tanizaki nos legó un centenar de relatos recogidos recientemente en el Japón en una edición de quince volúmenes, dentro de una serie titulada simbólicamente: Junichiro Labyrinth. De ese profuso laberinto hemos seleccionado los siete cuentos que integran esta primera traducción directa desde su idioma original al español; el lector encontrará en ellos una visión representativa del mundo de Tanizaki, caracterizado por la vitalidad y el goce de vivir, expresado en la búsqueda de la belleza y en el diusfrute de un erotismo refinado, que no excluye algunas perversiones: masoquismo, voyerismo, fetichismo e incluso un audaz acercamiento al mito de la bella y la bestia, como se verá en el genial y conmovedor relato Historia de la mujer convertida en mono, que da título a esta colección".
Excelente trabajo de Terao-san; de las mejores traducciones de Tanizaki al español, y de las escasas que se hacen directamente del japonés.
Esperemos más.

miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Cultura japonesa con "c" mayúscula o minúscula?

En la faena de alimentar este "depósito" (como yo lo llamo) con una cierta frecuencia, durante mis etapas iniciales de familiarización y aprendizaje de este nuevo medio (a la vez que darme un poco de tiempo para organizar mi cerebro para esta nueva función), he decidido ir subiendo poco a poco algunos apuntes y textos varios que se han ido acumulando a lo largo del tiempo, y que cumplieron su cometido en su momento.
Ahora, incluyo aquí mis comentarios a la conferencia pública Cosplaying Urban Environment, que el profesor Mikio Wakabayashi, de la Universidad de Waseda, Tokio (por un semestre profesor visitante en el CEAA durante el año pasado), ofreció el día 14 de mayo del 2008 en las instalaciones de El Colegio de México. Quisiera añadir que mi buen colega y amigo Emilio García Montiel, fue el otro comentarista a esta presentación de Wakabayashi (a ver si así lo animo a que suba la suya en su reciente blog Parió Katana...).
El texto de la conferencia del profesor Wakabayashi será publicado próximamente en español en la revista Estudios de Asia y África, de El Colegio de México.

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Although I am not specialist in Japanese Sociology, neither in Urban Studies, not even in Architectural History, I am very happy of being here today, invited as a kind of “representative” of the Center for Asian and African Studies, to make some comments to Dr. Wakabayashi Mikio’s (若林幹夫) paper.

Having in common even an office, that we share since two months ago, as a result of our own responsibilities, courses, scarce free time, and of course, our frequent conversations about living in Mexico and about our students next travel to Japan, we barely had time for talking about our respective researches.

This opportunity then is one of a kind, and I deeply appreciate Dr. Wakabayashi for letting me read the paper and to link, in these brief comments, some of his insightful ideas about Japanese culture with my own Art History disciplinary inquiries, and most recent study on Japanese shunga 春画 (that is, Japanese sexually explicit prints).

One of the key methodological aspects which took my attention of Dr. Wakabayashi’s paper is his analysis on the questionable and uncritical use of a monolithic idea of “Japanese culture”. This notion of a homogeneous and ahistorical “culture”, that it is presented most of the times as a kind of genetic precondition for all-born “Japanese”, unfortunately is very frequent to find. And not only applied to contemporary Japan, but also, following Dr. Wakabayashi’s paper, when analyzing the ambiguous and variable situation of “Japanese” and “Japanese culture” prior to Meiji Restoration (明治維新) in 1867.

Prof. Katō Shūichi’s (加藤周一) opinion regarding that issue(1) it is only a small grain of sand within a current, from my point of view, “reappraisal” of what I would call the theory on Japanessnes-reloaded (a phrase that unwillingly brought into my mind the atrocious Matrix reloaded film…), but I will return to this point later.

Maybe the discipline of Japanese Art History is one of the most prolific arenas for this way of using concepts like “Japanese culture”, or even “Japanese traditional culture”. But, what do they mean by that? Of what kind of “Japanese culture”, or of “Japanese traditional culture”, they are talking about? Are they referring to “Culture” with capital C, as Dr. Wakabayashi says? Or to an idea of a “National Culture” (also with full capitals), erected as part of the Meiji State project for a Japanese Nation-State. Both “Culture with capital C” and “National Culture”, I think, share common grounds and strategies.

That is why it could be appealing to think of a net of cultural circuits paralleled and interconnected within a certain historical context, but also to consider them structured in various hierarchical orders, also dependent from a specific time and place, avoiding this way all kinds of generalization and false cohesiveness. This idea, could also subvert some other frequent bipolar views of “high” or “low” culture, “classic” or “popular” culture, as well as “arts” or “crafts”. In any case, the “high” culture (or Culture with capital C, bunka 文化) – as well as Art (bijutsu 美術) - were proper foundations for the construction of a “Japanese National Culture”.

An interesting example of that is the establishment of Japanese Art, and the discipline for its study (the Japanese Art History), during the first years of Meiji period. Of course, the need of a privileged and HIGH pedigree at the genesis of the new field was a very important concern for the people involved on it. Thus, the first items to be catalogued as “Art” were Buddhist images. This “rescued” production – considered then mainly as cult objects – was transformed into “artistic creations”, and finally incorporated into the canon and the studies of the “artistic past of the Nation”, and even designated some of them as kokuhō 国宝 (National Treasures).

The question here inevitably reminds me of my own research subject, the Japanese sexually explicit prints (shunga 春画) of Edo 江戸 period (XVII-XIX centuries), and the recent cataloguing of some of them as meihin 名品 (masterpieces), by some collections and institutional projects in Japan. Explaining it in a few words, this 1990’s strategy was aimed at transforming shunga into “Art” and integrating them into the “artistic canon of the Nation”, again.

Of special interest here are the new substitutes for the “theory on Japaneseness” (nihonjin-ron 日本人論) – mentioned before – which could be traced at some recent publications in Japanese, where there is a pretension to build a new kind of nihonjin-ron exclusivist discourse based on shunga. This new figure not only removes from shunga production many of its contexts, but it refuses the intent for applying the kind of analysis which could contribute to shake the artificial stability of a huge imaginary built around Edo period popular-urban culture (adding to it now shunga too).

Another consequence from this contextual prophylaxis of shunga, this time in the interest of its metamorphosis into “Art”, is the exclusion of the well-known commercial nature of the shunga production, and its reality as a commodity. Even though presenting itself as essentially “native” and with its “own” and “objective” arguments, this imaginary inevitably twists around without escaping from the many traps configured throughout 20th century by the very ambiguities of the imposition processes and discursive frameworks established from Meiji modern state project on.

Some of those, let’s us call them “new nihonjin-ron” kind of discourses, end with a considerable simplification of a series of historical, social, and cultural processes characterized by a multiplicity of constant changes. Furthermore, the sometimes criticized implementation of “Western” categories has the same questionable nature than the attempt to distinguishing Japanese practices by establishing an opposing contrast with European examples; finally this functions as an “upside-down orientalism”.

The fact that today shunga belongs to the respected “artistic heritage of Japan”, has also raised questions on an academic level, revealing certain circles and institutions, which try to erase at all cost any kind of allusion regarding shunga’s “obscene” modern past, and constructing a grand vindication of the intrinsically artistic condition of it.

That’s why, returning to our previous questioning of the application of concepts like “Japanese culture” and “Japanese art”, it is important to consider a reevaluation of the imported notion of bijutsu (Art with capital A), and of its application into Japan. A concept that legitimated only a sector of the material culture, where most of the Japanese symbolic production did not fitted for a long time.

Once more, I would like to thank Professor Wakabayashi, for sharing with me his paper, and this way enhancing our prospective chatting at our office.

NOTAS
1. Wakabayashi en su conferencia hizo una referencia a algunas ideas que Katō Shūichi presenta en su libro Nihon bunka ni okeru jikan to kūkan 日本文化における時間と空間 (El tiempo y el espacio en la cultura japonesa). Iwanami Shoten, Tokio, 2007, y cuya portada se ha incluido aquí.

lunes, 19 de octubre de 2009

Los apetitos de la buza

Aquí va el texto completo del artículo deudor del nombre del blog.
Este artículo salió publicado en la revista "Universidad de México", No. 612, Junio, 2002 (UNAM, México, D.F.)

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Si partimos del punto de vista que con mayor regularidad aparece en los discursos que sobre “lo pornográfico” ha estructurado el mundo occidental contemporáneo, y echamos una rápida mirada sin mayor reparo a la imagen objeto de estas breves notas, muy probablemente nuestra habilidad taxonómica la coloque de inmediato en el tradicional repertorio de subyugación y dominación femenina que aparentemente se asocia con cualquier producción sexualmente explícita consumida por una población masculina. Aunque es innegable que mucha de esta producción, sobre todo a partir de la década del 70, comparte estas características, en numerosas ocasiones se pretende englobar bajo estos parámetros a la gran mayoría de las “representaciones libidinosas”(1) amparándose en una falsa objetivación de “lo obsceno”.

Recomencemos pues, y detengámonos de nuevo en nuestra imagen.

Este grabado "Los Monstruos Acuáticos y la Mujer Buzo" (Kappa to ama 河童と海女), que forma parte del álbum erótico de 12 imágenes "Canciones de cabecera" (Utamakura 歌枕) publicado en el año de 1788, es una de las obras maestras del conocido artista japonés Kitagawa Utamaro 喜多川歌麿 (1754-1806). A pesar de ser famoso por sus estampas de mujeres bellas, Utamaro, como casi todo buen ilustrador de ukiyo-e 浮世絵(2) realizó en las últimas etapas de su vida numerosas obras de carácter sexual, temática que se conoce como makura-e 枕絵 (o estampas de cabecera). Este álbum en especial, Utamakura, se alza entre los más logrados de la extensa y variada producción de imágenes con abierto contenido sexual que se realizó en Japón a lo largo de casi 250 años, siendo nuestra pieza en cuestión uno de los ejemplos más interesantes.

Es común la opinión de que en esta obra se presenta a una mujer buzo mientras observa cómo es violada su compañera en el fondo del mar(3), sin embargo son demasiado evidentes los recursos de que se vale su autor para darnos una lectura totalmente diferente.

Sentada sobre una musgosa roca bañada por las agitadas olas del mar, vemos la figura de una mujer buzo (ama), una de tantas que se dedicaban a la recolección de bivalvos marinos para su comercialización y consumo. Este trabajo era tradicionalmente desempeñado por mujeres, quienes atadas a un tronco que flotaba en el agua se sumergían en la búsqueda de estos moluscos.

Nuestro personaje nos envuelve en una atmósfera de sensualidad estimulada por las propias características de su representación(4): delicadamente apoyada en la superficie de la roca con su pelo suelto sobre los hombros nos muestra sus senos; su talle, envuelto por una suave tela roja trasluce sus contornos, y su pierna derecha, que al alzarla inadvertidamente desliza su vestido, nos descubre su muslo y nos da acceso a su sexo. Para acentuar la carga erótica, vemos junto a la buza una canasta llena de bivalvos (kai 貝), del tipo conocido como oreja de mar que en el Japón de los siglos XVII y XVIII (época en que se realiza esta obra) era comúnmente asociado a los genitales femeninos, detalle que contribuye a incrementar el carácter abiertamente sexual de la imagen.

Pero, ¿está la buza alarmada por la suerte de su compañera?, ¿se dispone ella a defenderla de tales perversos?, ¿muestra su rostro horror o sufrimiento ante tales actos? Su tranquila postura, su rostro calmado, su mirada absorta y su boca en éxtasis nos conducen más bien por otros rumbos: ...a los dominios de lo onírico. Evidentemente nuestro personaje está experimentando una fantasía sexual de rebuscados parámetros en la que dos kappa(5) se disponen a obtener por la fuerza los favores que en apariencia ella nos ofrece a través de las curvaturas de sus muslos mientras descansa en la roca.

La maestría del ilustrador nos proporciona otros elementos concordantes con esta lectura del sueño de la buza. Apreciamos esta violenta escena a través del delicado velo que tejen las olas del mar, velo que nos difumina la visión sumergiéndonos en este delirio que es demarcado por una fuerte diagonal que nos separa estos dos mundos de “deseo-realidad”. El recurso de ocultamiento es un elemento muy característico de esta producción visual(6) en donde constantemente se juega con la imaginación del espectador para completar aquello que no se explicita y por lo tanto avivar la propia erotización de los sentidos del consumidor, que al fin y al cabo era una de las funciones básicas de estas imágenes. Por otro lado, el dinamismo de la escena de la violación, mas el entramado de algas y cabellos que ondulan (o navegan) por el lugar, añaden confusión y opacidad que se combinan en el imaginario sexual de esta mujer.

Finalmente, por supuesto que si de makura-e se trata, no podía faltar el toque humorístico que se incorpora aquí en estos pececillos que se aventuran rápidamente a no perderse el espectáculo, reservando boletos en primera fila. El voyeur o fisgón es un personaje que aparece repetidamente en estas estampas y que de cierta manera involucra la participación del espectador y le proporciona (junto con otros recursos) multiplicidad de ángulos visuales.

Creo que con la breve exposición anterior queda demostrado que no se trata de una contemplación de una violación sino más bien de una recreación mental de ella. Ahora bien, tenemos evidencia de que este tipo de estampas también eran consumidas por un público femenino(7). Ejemplo de ello son algunos catálogos de juguetes sexuales para mujeres, así como algunas imágenes de mujeres utilizando estampas para la auto-estimulación sexual. Ya que lo representado es una fantasía femenina ejecutada por seres no-humanos y en donde el peso del deseo es mayor que el acto físico, ¿cabría la posibilidad de que fuera una fantasía destinada a un público femenino? Podría ser, y contribuiría mucho a una relectura de estas obras, pero no podemos desestimar tampoco la alternativa de ser una invención de y para hombres encaminada a legitimar un deseo masculino, como el que comentábamos en el primer párrafo de estas notas, transfigurándolo en un sueño femenino. ¿O es la fantasía del artista?

Estamos dando vueltas en círculo, nuestro dualismo se quiebra, habría que volver al principio en nuestro análisis,......¿?......o no.

NOTAS
1. Término utilizado por Timon Screech en Sex and the floating world. Erotic images in Japan, 1700-1820. University of Hawai’i Press, Honolulu, 1999.
2. Producción xilográfica con temática urbana que se desarrolló en Japón entre los siglos XVII y XIX.
3. Ejemplo, Lane, Richard & Hayashi Yoshikazu 林美一. Etoranje erotikku. Edo no shun – ihōjin mankai エトランジェ・エロティック:江戸の春-異邦人満開. Kawade Shobō, Tokio, 1998.
4. Es ya conocido el carácter sexual que porta en sí esta representación femenina. En relación con esto, revisar el estudio de Talerico, Danielle. "Interpreting sexual imagery in Japanese prints: A fresh approach to Hokusai’s ‘Diver and Two Octopi’", en Impressions. No. 23. Ukiyo-e Society of America, New York, 2001. pp: 25-41.
5. Kappa: Personaje fantástico; especie de monstruo acuático que se caracteriza por poseer una fuente de agua en la cabeza, y hacer diabluras.
6. Sobre este recurso ver: Tanaka, Yūko 田中優子. "Shunga no kakusu – miseru" 春画の隠す・見せる, en Ukiyo-e shunga wo yomu 浮世絵春画を読む. Vol: I. Chūō Koron, Tokio, 2000. pp: 87-162.
7. Es difícil determinar en qué grado, aunque podemos suponer que su consumo era mayoritariamente masculino.

Bienvenida

A pesar de que todavía está en fase experimental, les doy la bienvenida a mi blog que pretende compartir algunos aspectos de mi trabajo, a la vez que abrir un espacio desde Iberoamérica para el debate serio sobre la historia del arte, y la cultura visual y material de Japón.
El título de este espacio proviene de uno de mis primeros artículos (más bien un juegartículo, si es que algo así existe) sobre estampa erótica japonesa shunga 春画, y que incluyo enseguida para no dejar sin frutos este precario intento de dar inicio a un blog.
Sientanse en la confianza de escribir sus comentarios en español, portugués u otras lenguas.
Bienvenidos todos